Durante el ejercicio de su gestión, los servidores públicos toman decisiones y ejecutan acciones para cumplir el encargo que se les ha otorgado, pero resulta que, además de la obligatoria revisión de facultades de estructuras legales y de políticas o planes de acción, deben revisar si su decisión implica riesgos de responsabilidad posterior.
Los resultados positivos de la gestión normalmente son propiedad de la institución y sus titulares. Y los problemas son propiedad personal de los servidores que los ejecutaron. Sobre la base de esta dualidad, en buena parte de las oportunidades, las decisiones son aletargadas por una revisión minuciosa de posibilidades. Esta mecánica origina que, luego de estas revisiones, no se opta por la solución más eficiente, efectiva o la de mayor calidad, sino por la menos riesgosa...